Reconocimiento facial ¿La mejor opción para controlar acceso?

La biometría de reconocimiento facial ha llegado para quedarse

Esta tecnología está cada vez más implantada en el control de acceso y presencia de empleados

No hace demasiado tiempo, cuando éramos espectadores de alguna película de ciencia ficción y el protagonista accedía al centro de control mediante reconocimiento facial, pensábamos que esa tecnología quedaba tan lejana como los coches voladores. Sin embargo, poco a poco se han introducido en el mercado terminales que se han ido superando a sí mismos con sus propias actualizaciones y nuevas versiones, hasta el punto de poder afirmar que el reconocimiento facial es una realidad contrastada.

Entre las principales ventajas de la tecnología facial nos encontramos con que es un sistema cuya velocidad y certeza en el reconocimiento asombran, siendo capaces de diferenciar hasta gemelos idénticos. Puntos débiles cómo la alta o baja luminosidad, diferencias de vello facial o distancia de comprobación se han mejorado sustancialmente en las últimas versiones de terminales, pudiendo trabajar incluso en penumbra. Tan solo debemos tener en cuenta la utilización de gafas o sombrero, lo cual se diferencia claramente del patrón tomado para la comprobación.

Otro punto diferenciador de esta tecnología con respecto a todas las de contacto (huella, vascular, etc), es la higiene. Bastará con acercarnos a unos centímetros del terminal (en algunos modelso hasta medio metro) para quedar registrados y proceder a la apertura de la puerta, torniquete o cualquier otra barrera de control a la que esté conectado.

En cuanto al precio, se han equiparado con el resto de tecnologías existentes y desde unos 350€ es posible adquirir terminales de buena calidad.

La conclusión es clara, el reconocimiento facial ha llegado para quedarse, es ya la opción preferida por la nuestros últimos clientes y cada vez será más habitual encontrarnos con este tipo de terminales en la entrada a la oficina, o al acceso peatonal del parking, o a zonas comunes de la comunidad de vecinos.

 

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